domingo, 14 de septiembre de 2008

Presentación

No es fácil ser un mando a distancia. Cada día me despierto siendo mangoneado por una mano desconocida. He de aclarar que, los mandos a distancia, no tenemos memoria, sólo recordamos los datos para los que hemos sido programados. Ésta es una de las razones por las que he llegado hasta aquí, hasta la habitación del ordenador de mis dueños y he conseguido encenderlo, meterme en Internet y crearme un blog: para poder recordar cada uno de mis días, hasta que deje de funcionar y me lleven al punto limpio de mi ciudad.

¡Pero qué desconsiderado! ¡Aún no me he presentado! Mi nombre es Manduelín y provengo de una antiquísima familia de mandos a distancia, ¡con reconocimiento universal! Mi bisabuelo fue uno de los primeros proyectos de mandos a distancia del mundo, viajó desde Estados Unidos hasta España, donde se enamoró de mi bisabuela Pilarica, una pila de clase AA, mientras estaban en una fábrica en Elche.

Mi abuelo, que aún viene a visitarnos en las celebraciones familiares, fue de los primeros mandos a distancia que se comercializaron a nivel doméstico, todo un éxito por cierto, y después de viajar por toda España, de mano en mano, se quedó a vivir en Barcelona y allí conoció a la que aún sigue siendo el amor de su vida: una pequeña televisión llamada Tere. De esta unión nació mi padre: el primer mando a distancia que consiguió entrar en la Casa Real, cosa que nos recuerda constantemente. Y, aunque a mi madre no llegué a conocerla, puesto que se fugó un DVD cuando yo tan sólo tenía 2 meses de vida, aún tengo la esperanza de volverla a encontrar algún día.

Yo, más modesto que mi padre, vivo en una sala de estar de un piso en una de las calles más céntricas de Ávila. No me puedo quejar: mis dueños, Berto y Laia, es una pareja joven que no ve mucho la televisión, lo cual me deja tiempo libre para disfrutar de mis amigos y amigas. Lo que pretendo escribir aquí, son las reflexiones sobre mis vivencias, sobre mi día a día, y para no comprometer a algunos de los protagonistas de mis historias, como todo buen escritor, usaré seudónimos. Los cuáles nunca serán revelados.

Espero que lo disfrutéis.

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