lunes, 13 de octubre de 2008

Odisea en los Estados Unidos de América.

Hola seres humanos.

Estoy realmente triste. No he podido actualizar este mundo porque hace dos semanas a eso de las ocho y media me llamaron del Ministerio de Educación de control remoto, en el cual me ofrecieron ampliar mi información curricular realizando un master en hormigas voladoras.

Así fui a Barajas (Madrid) escondido en un camión del Día. Después me colé en una maleta dónde tuve 12 horas de viaje, para acabar llegando al Ministerio de Educación de control remoto de EE.UU (allí conocido como Remoted Control’S Mistery Education). Fui ha hablar con la secretaria dónde me dijeron que el master no me lo subvencionaban, por ser un mando a pilas AA, y sólo era dirigido para aquellos mandos privilegiados que van a batería recargable. Así, sólo en un sitio donde no conocía el idioma bajé el volumen de todos los televisores me dí la vuelta y le dije a la secretaria “Fea”.

Tenía mucho que ofrecer al master, nadie entiende mejor a las hormigas voladoras como yo. Así bien deprimido, ví en una televisión un casino dónde siempre se ganaba. Me quedaban al menos 50 euros que derrochar, así pues me dije “Mandoluin volverás a España pero con una fortuna, y serás envidiado por aquellos mandos a batería recargable”. Pero… La avaricia y el odio me pudieron y no gané nada (Bueno sí, dos pisotones porque la gente no me veía).

Tras todos estos escabrosos acontecimientos, ví un contenedor de basura clase órganica dónde me disponía a dormir, cuando de repente… La ví… Una fémina mando de mini cadenas que había llegado desde Asia, con el fin de encontrar a su media cadena. Las miradas de nuestros objetivos lo dijeron todo, me dije “Manduelin… Tralari Tralari”.

Y así fue, perdí mi virginidad. Sin embargo, de repente ella tuvo que irse pues una mafía de mandos de DVD… La perseguían.

Triste, enamorado, pisoteado y abatido. He vuelto a España, convencido de que nunca podré salir de este mundo de Televisores…

Mi nueva aventura seguro que será mucho más positiva, mientras tanto me mantengo expectante ante la vida. Por si acaso estoy leyéndome “Como se suicida un mando”.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Mi amigo Pelícano.

¡Hola!
¿Qué tal estaís, mortales?
Bueno voy a seguir contando aquellas personas que me rodean...
Conozco a una 'persona', Pelícano. No sé como, pero me cae bien. Eso sí, es muy tardón…
Es de esas personas que… Cuando nacen, tienen algo que ya salta a la vista. Don? No lo sé. Su infancia, transcurrió en un seminario de curas dónde apenas tenía tiempo para dedicarse a su cuerpo y parece ser que ahora quiere hacerlo. Su descripción no cabría en esta mini historia, se necesitan pliegos muy estrechos, pero muy largos para que cupiese. Pero es buena persona.
Bien Pelícano, siempre que acaba de realizar sus funciones. Va a su casa, allí toma la comida que toca (servida por mamá pelicano). Después va al pasillo (esquivando todos los obstáculos que le entorpecen ir a su habitación, ya ha roto más de un jarrón que menos mal que era de los chinos).
Para él despertarse es toda una odisea, tiene que levantarse dos horas antes para poder lavarse enterito, no es plan de que una parte suya vaya manchada y otra no. Después pasa por el taller mecánico donde su madre con una lijadora comienza a darle una forma un tanto escabrosa a su pico. Después coge la motosierra y realiza algunos remates, algunos días a lo churrigueresco, aunque últimamente a lo gótico (punteagudo).

Acto seguido coge el autobús (un medio de transporte público por el que mis dueños todavía no me han llevado) y tras sacar algún que otro ojo a alguna persona, logra coger asiento. El otro día tuvo que ceder el asiento a una persona anciana y hubo sacada de ojos por partida doble.
Sus fines de semana, son como los de todos. La gente le acepta y le aprecia tal y como es. Aunque ya son muchos los que llevan ojos de cristal, pero como bien dice: “Así os los ponéis del color que queráis”.
Yo, como mando a pilas AA poco puedo hacer por su integración. La sociedad hace el resto.
Pelicano, ¡que bonico y grande eres!

domingo, 14 de septiembre de 2008

Presentación

No es fácil ser un mando a distancia. Cada día me despierto siendo mangoneado por una mano desconocida. He de aclarar que, los mandos a distancia, no tenemos memoria, sólo recordamos los datos para los que hemos sido programados. Ésta es una de las razones por las que he llegado hasta aquí, hasta la habitación del ordenador de mis dueños y he conseguido encenderlo, meterme en Internet y crearme un blog: para poder recordar cada uno de mis días, hasta que deje de funcionar y me lleven al punto limpio de mi ciudad.

¡Pero qué desconsiderado! ¡Aún no me he presentado! Mi nombre es Manduelín y provengo de una antiquísima familia de mandos a distancia, ¡con reconocimiento universal! Mi bisabuelo fue uno de los primeros proyectos de mandos a distancia del mundo, viajó desde Estados Unidos hasta España, donde se enamoró de mi bisabuela Pilarica, una pila de clase AA, mientras estaban en una fábrica en Elche.

Mi abuelo, que aún viene a visitarnos en las celebraciones familiares, fue de los primeros mandos a distancia que se comercializaron a nivel doméstico, todo un éxito por cierto, y después de viajar por toda España, de mano en mano, se quedó a vivir en Barcelona y allí conoció a la que aún sigue siendo el amor de su vida: una pequeña televisión llamada Tere. De esta unión nació mi padre: el primer mando a distancia que consiguió entrar en la Casa Real, cosa que nos recuerda constantemente. Y, aunque a mi madre no llegué a conocerla, puesto que se fugó un DVD cuando yo tan sólo tenía 2 meses de vida, aún tengo la esperanza de volverla a encontrar algún día.

Yo, más modesto que mi padre, vivo en una sala de estar de un piso en una de las calles más céntricas de Ávila. No me puedo quejar: mis dueños, Berto y Laia, es una pareja joven que no ve mucho la televisión, lo cual me deja tiempo libre para disfrutar de mis amigos y amigas. Lo que pretendo escribir aquí, son las reflexiones sobre mis vivencias, sobre mi día a día, y para no comprometer a algunos de los protagonistas de mis historias, como todo buen escritor, usaré seudónimos. Los cuáles nunca serán revelados.

Espero que lo disfrutéis.