miércoles, 17 de septiembre de 2008

Mi amigo Pelícano.

¡Hola!
¿Qué tal estaís, mortales?
Bueno voy a seguir contando aquellas personas que me rodean...
Conozco a una 'persona', Pelícano. No sé como, pero me cae bien. Eso sí, es muy tardón…
Es de esas personas que… Cuando nacen, tienen algo que ya salta a la vista. Don? No lo sé. Su infancia, transcurrió en un seminario de curas dónde apenas tenía tiempo para dedicarse a su cuerpo y parece ser que ahora quiere hacerlo. Su descripción no cabría en esta mini historia, se necesitan pliegos muy estrechos, pero muy largos para que cupiese. Pero es buena persona.
Bien Pelícano, siempre que acaba de realizar sus funciones. Va a su casa, allí toma la comida que toca (servida por mamá pelicano). Después va al pasillo (esquivando todos los obstáculos que le entorpecen ir a su habitación, ya ha roto más de un jarrón que menos mal que era de los chinos).
Para él despertarse es toda una odisea, tiene que levantarse dos horas antes para poder lavarse enterito, no es plan de que una parte suya vaya manchada y otra no. Después pasa por el taller mecánico donde su madre con una lijadora comienza a darle una forma un tanto escabrosa a su pico. Después coge la motosierra y realiza algunos remates, algunos días a lo churrigueresco, aunque últimamente a lo gótico (punteagudo).

Acto seguido coge el autobús (un medio de transporte público por el que mis dueños todavía no me han llevado) y tras sacar algún que otro ojo a alguna persona, logra coger asiento. El otro día tuvo que ceder el asiento a una persona anciana y hubo sacada de ojos por partida doble.
Sus fines de semana, son como los de todos. La gente le acepta y le aprecia tal y como es. Aunque ya son muchos los que llevan ojos de cristal, pero como bien dice: “Así os los ponéis del color que queráis”.
Yo, como mando a pilas AA poco puedo hacer por su integración. La sociedad hace el resto.
Pelicano, ¡que bonico y grande eres!

domingo, 14 de septiembre de 2008

Presentación

No es fácil ser un mando a distancia. Cada día me despierto siendo mangoneado por una mano desconocida. He de aclarar que, los mandos a distancia, no tenemos memoria, sólo recordamos los datos para los que hemos sido programados. Ésta es una de las razones por las que he llegado hasta aquí, hasta la habitación del ordenador de mis dueños y he conseguido encenderlo, meterme en Internet y crearme un blog: para poder recordar cada uno de mis días, hasta que deje de funcionar y me lleven al punto limpio de mi ciudad.

¡Pero qué desconsiderado! ¡Aún no me he presentado! Mi nombre es Manduelín y provengo de una antiquísima familia de mandos a distancia, ¡con reconocimiento universal! Mi bisabuelo fue uno de los primeros proyectos de mandos a distancia del mundo, viajó desde Estados Unidos hasta España, donde se enamoró de mi bisabuela Pilarica, una pila de clase AA, mientras estaban en una fábrica en Elche.

Mi abuelo, que aún viene a visitarnos en las celebraciones familiares, fue de los primeros mandos a distancia que se comercializaron a nivel doméstico, todo un éxito por cierto, y después de viajar por toda España, de mano en mano, se quedó a vivir en Barcelona y allí conoció a la que aún sigue siendo el amor de su vida: una pequeña televisión llamada Tere. De esta unión nació mi padre: el primer mando a distancia que consiguió entrar en la Casa Real, cosa que nos recuerda constantemente. Y, aunque a mi madre no llegué a conocerla, puesto que se fugó un DVD cuando yo tan sólo tenía 2 meses de vida, aún tengo la esperanza de volverla a encontrar algún día.

Yo, más modesto que mi padre, vivo en una sala de estar de un piso en una de las calles más céntricas de Ávila. No me puedo quejar: mis dueños, Berto y Laia, es una pareja joven que no ve mucho la televisión, lo cual me deja tiempo libre para disfrutar de mis amigos y amigas. Lo que pretendo escribir aquí, son las reflexiones sobre mis vivencias, sobre mi día a día, y para no comprometer a algunos de los protagonistas de mis historias, como todo buen escritor, usaré seudónimos. Los cuáles nunca serán revelados.

Espero que lo disfrutéis.